domingo, 29 de marzo de 2020

Homosexualidad Masculina


La aparición de la homosexualidad en un varón puede estar sujeta a muchas teorías psicoanalíticas, partamos por unas de las más comunes y es que se dice que el homosexual varón, es alguien que se haya en un estado edipico, esto quiere decir, que el varón tiende a tener un amor tan alto hacia la madre que se niega a amar a otra mujer y para mostrar una fidelidad inconsciente a su madre, buscará tener un contacto exclusivamente con varones para no desprender su afecto hacia su madre, como una especie de fidelidad neurótica. Para el lector que no se encuentre habituado o se inicie en leer sobre Psicoanálisis, el Complejo de Edipo, es una condición psíquica donde el sujeto o individuo, profesa un amor hacia la madre y un odio hacia la figura paterna. El niño o perverso polimorfo (según la terminología psicoanalítica), ama a su madre por ser su primer contacto aunque le teme por tener poder sobre este, mientras que al padre le odia porque el niño piensa que el padre le roba el amor de su madre.

Ya de por si Jacques Lacan, en el Seminario 5, que tuvo lugar en los años 1957-1958, se puede leer que para él la homosexualidad es una perversión “que está íntimamente vinculada con la terminación del complejo de Edipo”  y al final del apartado 2 Lacan señala con estas palabras: “De los homosexuales, se habla. A los homosexuales, se los cuida. A los homosexuales, no se los cura. Y lo más formidable es que no se los cura a pesar de que sean perfectamente curables”. 

En una explicación interesante, que ofrece el psicoanalista Sergio Alonso Ramírez, el cual en una exposición de video, explicó acerca de la vinculación de la homosexualidad, con el Complejo de Edipo y  la Histeria, esto se debió a una conclusión que llegó este psicoanalista en un caso que tuvo, en donde un paciente que acudió a su consultorio fue a consultarle sobre su sufrimiento de no poder mantener una relación amorosa, el paciente le reveló a este psicoanalista, que él mantenía una excelente relación amical con su madre. El paciente culpabilizaba a su homosexualidad como parte del problema de no poder mantener una pareja, para el psicoanalista este caso, mostraba que la homosexualidad varonil tiene una estrecha relación con la histeria.  

Para el psicoanalista Sergio Alonso Ramírez, la homosexualidad de su paciente quien alega no poder mantener una pareja, es una situación completamente errónea, y es que el paciente no se había dado cuenta, que este si mantenía una “pareja” y esta “pareja” era su madre, pues el paciente refería que los días después de trabajar si o si iba a comer con su madre y las amigas de esta. Por lo que este psicoanalista, vio una conexión parecida entre histeria y homosexualidad, muy peculiar desde la visión perverso infantil, este paciente comentaba inconscientemente sin ningún prejuicio  que nada le pasaba y manifestaba un:  “Yo me quede en posición infantil, yo soy más que mi padre, yo me quedo ocupando el lugar idílico de mi madre, yo soy el objeto de deseo de mi madre, el objeto fálico de mi madre”, pero para el psicoanalista lo que en realidad pasaba en la mente del sujeto, es que el paciente en realidad no es un “objeto” sino mas bien se convirtió en un “sujeto fálico”, ya que al ser un ser pensante puede darse cuenta de su situación, lo que lo vuelve un “sujeto”, pues sino razonase sería un “objeto”,  y no es que este inutilizado para amar, sino que por deseo propio busca ser un objeto inutilizado para lograr ser amado por otros, pero evidentemente por la madre si es amado. 

Para Sergio Alonso Ramírez en la homosexualidad sucede algo parecido a la histeria, y es que en la histeria el paciente se niega a la posibilidad (como el caso expuesto), se pone en el otro, es decir se coloca en una posición de: no soy yo quien no puede tener pareja, es el destino, es la gente, son las circunstancias, es la edad, son las arrugas, es el machismo, el feminismo, es decir ofrece una cantidad de “peros” o mejor dicho ofrece resistencias, ya que por un lado cuando esta el aspecto perverso instaurado en el individuo, en el sentido de que el paciente se queda pegado infantilmente a esa relación de excusas, el sujeto se puede decir que se entrega completamente para constituirse. 

En la histeria existe una contradicción entre un aspecto perverso infantil, es decir donde la niña o el niño, se quiere quedar en ese lugar pero nunca lo logra, ya que en la histeria esta la prohibición, la cual es negada perversamente, pero esta  entonces aparece como un impedimento y ese impedimento también aparece fuera, yo me quiero quedar con mis objeto primordiales pero me ganan, hay como una lucha que no termina de ceder sin embargo en la perversión gana. Pero el decir “gana” es una forma de decir, porque también el sujeto pierde, y es que pierde la posibilidad de dejar el nido y hacerlo de nuevo, en la histeria, hay un tema de que si salgo a hacer el nido pero vuelvo a hacer el nido (es decir repite cíclicamente el mismo periodo, se mantiene un circulo vicioso),  en la homosexualidad y la histeria, los pacientes se quedan pegados con los padres. En la histeria hay un miedo de ser fagocitado  es ahí que en esa relación, hay un miedo inconsciente a la desaparición y en los aspectos perversos, el sujeto se constituye en ese lugar y ya no va a renegar sino que ahora solo reclama. 

Para el psicoanalista argentino Jorge Reitter, escritor del libro: “Edipo Gay”, expone que hay un importante sesgo en el Psicoanálisis, que ese sesgo se debe a una hetero normatividad la cual está centrada en la teorización del Complejo de Edipo. La hetero normatividad es una valoración que adjudica a la heterosexualidad  como la única orientación sexual, legitima, valorada y sana, mientras que las demás orientaciones sexuales son completamente patológicas, esto es debido a un régimen de poder (como lo sugerirían las teorías de Michel Foucault). Para Reitter la heterosexualidad no es que nazca a través de un deseo genuino, sino que es impuesta y sobre las otras orientaciones sexuales entre ella la homosexualidad, son vistas como una defensa hacia el objeto heterosexual. Así mismo Reitter expone que tanto Freud, así como los demás psicoanalistas piensa que “el homosexual en el fondo desea a la mujer, y que este todo el tiempo esta transfiriendo esta idea hacia un hombre, de ese modo, estaría repitiendo la génesis de la homosexualidad, la cual sería siempre una defensa contra la castración, propia del Complejo de Edipo”. 

En las explicaciones teóricas notamos existe una fuerte vinculación al Complejo de Edipo como eje central del origen inconsciente de la homosexualidad masculina, hay que resaltar que es la madre quien se encarga mayormente de educar y criar al niño en la sociedad occidental, la madre es un elemento sagrado en la vida familiar, por ende el niño que carece o desprecia la figura paterna se va a sentir identificado con el sexo femenino, lo cual luego puede ser traducido en homosexualidad.

En la interpretación de Freud,  hecha en 1905, trascribo lo dicho por el: “Es verdad que el Psicoanálisis no ha aportado hasta ahora un esclarecimiento pleno sobre el origen de la inversión; no obstante, ha revelado el mecanismo psíquico de su génesis y enriquecido sustancialmente el planteo del problema. En todos los casos indagados comprobamos que las personas después invertidas atravesaron en los primeros años de su infancia una fase muy intensa, pero también muy breve, de fijación a la mujer (casi siempre a la madre), tras cuya superación se identificaron con la mujer y se tomaron así mismos como objeto sexual, vale decir, a partir del narcisismo buscaron a hombres jóvenes, y parecidos a su propia persona, que debían amarlos como la madre los había amado. Además con frecuencia hallamos que individuos que presuntos invertidos no eran en manera alguna insensibles al encanto de la mujer, sino que trasponían a un objeto masculino, sin solución de continuidad, la excitación que ella les provocaba. Así, durante toda su vida repetían el mecanismo por el cual se había engendrado su inversión. Su aspiración compulsiva al hombre aparecía condicionada por su incesante huida de la mujer”. 

Si analizamos lo dicho por el padre del Psicoanálisis,  se puede, llegar a la conclusión de que la homosexualidad masculina no evitaría un contacto con las mujeres, de las que más bien se rodea (o pretende obtener una imagen), sino que se enfoca en poseer la zona genital femenina, la cual es vivida, en la época del Complejo de Edipo, en la que el niño mantiene fantasías angustiantes con la castración, de esa forma buscaría una relación con varones no por motivos de amor, sino que busca una forma de testimonio para la existencia del pene que lo defiende de la fantasía de la castración.
Precisando a mayor detalle podemos apreciamos que la Castración o mejor dicho el Complejo de Castración puede producir un desplazamiento en los intereses sexuales hacia personas del mismo sexo en este caso (de varón a varón), esto se debe a una hipervaloración o fijación compensatoria del falo que piensa le fue castrado y a vez proyecta una repulsión más o menos fóbica a los genitales femeninos por recordarle el falo que perdió, aunque se identifica con los genitales femeninos porque se siente inconscientemente una mujer al no poseer un pene o falo.

Como muchos saben los homosexuales varones al momento de tener relaciones sexuales disfrutan la práctica del sexo anal, ya que indudablemente y por lógica los varones no tenemos una vagina, los homosexuales hayan el lugar de penetración similar a una vagina en el ano, por eso cuando hablamos del placer homosexual podemos referirnos al termino de Erotismo Anal, el cual viene siendo la suma de todas las pulsiones típicas que pueden presentarse en la Fase Anal, la cual aparece en la edad de 18 meses a 36 meses, esta se caracteriza porque el niño busca retener y disfruta la expulsión de las heces, lo cual es posible por el control de los esfínteres que después logra extenderse hacia el control del objeto, ya sea en la forma sádica de la destrucción (lo que André Green denomino como “Sadismo Anal”) y de la aniquilación, o en la de la conservación y la posesión.

Para Freud esta etapa, se puede ubicar una meta sexual donde no se juega, como en la fase genital, entre la exploración de lo masculino y lo femenino, sino esta se enfoca entre lo activo y lo pasivo, Freud expone: “La actividad es sufragada por la pulsión ordinaria de apoderamiento, que llamamos “sadismo”, justamente, cuando la hallamos al servicio de la función sexual. La corriente pasiva es alimentada por el erotismo anal, cuya zona erógena corresponde a la antigua cloaca indiferenciada. Un acusado relieve de este erotismo anal en el estadio de la organización pregenital deja en el varón, cuando se alcanza el estadio siguiente de la función sexual, la del primado de los genitales, una sustantiva predisposición a la homosexualidad”.

En mi experiencia conociendo personas homosexuales, he analizado que muchos de ellos, siempre hablan cosas hermosas de sus madres, pero cuando he preguntado acerca de ¿Cómo es la relación con sus padres?, casi siempre es como que la imagen del padre es como algo que ellos buscan o desean censurar, como tratando de decir ese señor no existe, un pequeño grupo que he conocido menciona muy poco a sus padres, esto no quiere decir que todos los homosexuales odien al padre, recordemos que el presidente de Argentina, Alberto Fernández, tiene un hijo homosexual y que es Drag Queen (que como muchos saben, el Drag Queen es una forma de travestismo) y la relación de ambos es muy buena, aunque esto puede revelar que la homosexualidad de este joven es una admiración al falo (es decir a la figura masculina del padre), pero a la vez para no sobrepasar a la figura paterna, opta por ser un símbolo sumiso (en este caso disfrazarse como mujer) para compensar al padre el hecho de que este haya pasado por una serie de divorcios. Quizás haya habido un conflicto con la madre (Complejo de Edipo Negativo, el cual es un amor hacia el progenitor del mismo sexo, pero que revela una rivalidad y rechazo hacia el progenitor del sexo opuesto) y por eso opta por una imagen de exageración femenina como lo es ser un Drag Queen para hacerle un frente a la feminidad que ataca la virilidad del padre.

En la homosexualidad también existe un erotismo, lo cual el discípulo de Sigmund Freud, el Dr. Sandor Ferenczi, presenta el término de “homoerotismo” y no utilizar el término de “homosexualidad”, ya que esto puede generar una serie de equívocos, ya que la palabra homosexual, tiene una connotación de tipo biológico y pone en evidencia el aspecto psíquico de la pulsión homosexual. Ferenczi distingue un homoerotismo pasivo u objetivo de uno activo u objetivo, exponiendo lo siguiente: “Sólo el homoerótico pasivo merece el nombre de “invertido”, sólo en él se nota una verdadera inversión de los caracteres psíquicos, y en ocasiones también somáticos, sólo él representa una auténtica “variedad intermedia”. Esto se debe a que un hombre que en las relaciones con los hombres se siente que es una mujer en relación con su propio yo, invertido;  va a sentirse mujer en todas las circunstancias de su vida. 

Por su contraparte el “homosexual activo” se siente hombre en todos los sentidos y siempre es muy enérgico, muy viril y muy activo; ningún elemento femenino, ni somático ni psíquico, se observa en él. Sólo el objeto de su inclinación está cambiado, de manera que se le podría definir como homoerótico después de cambiar el objeto de amor, o, en breve, homoerótico objetivo. Para Ferenczi el homoerotismo subjetivo es una auténtica “anomalía del desarrollo”, mientras el homoerotismo objetivo es una “neurosis obsesiva” debida al hecho de que “el erotismo es inhibido o fuertemente limitado, como sucede necesariamente en la educación de la juventud, se tiene como consecuencia, primero en quien está individualmente predispuesto, esto en si viene siendo una regresión a la coacción del heteroerotismo hacia  el homoerotismo, es decir el desarrollo de una neurosis obsesiva homoerótica”.

Me gustaría mencionar que un tiempo atrás mantuve una conversación con un compañero de clases que es homosexual pasivo, el cual se siente una mujer y gusta que le penetren, le pregunte si un homosexual pasivo ¿podría algún día cambiar a un papel heterosexual?, lo cual me respondió que eso era imposible, pero si consideraba que los homosexuales activos que hacen el papel de varones, si podían volverse heterosexuales, para él mayormente los homosexuales que hacen el papel activo tienden en su mayoría tienden a ser bisexuales. 

Por otro lado cabe decir que hay homosexuales el rol activo, que algunas veces tienden a gustos pedofílicos y un grupo recurre a prácticas pederastas, esto se debe a que muchos de estos sujetos tienden a poseer una carga viril bastante fuerte y ven en la figura del niño (el otro), una imagen de debilidad la cual pueden abusar y a la vez de vengarse o castigar (en algunos casos) por ser una figura de debilidad, en otro aspecto hay pederastas que ven en esta práctica una forma de “protección” y dar “amor” a niños de su mismo sexo, ya que ellos fueron sujetos que no se les dio “amor”. En la antigua Grecia vemos que la homosexualidad que se vivía en dicha época, los grandes maestros eran homosexuales y gustaban de sus alumnos, por lo cual los integrantes de esta relación recibían el nombre de Erastes (el que ama y el que toma el papel activo en la relación) y el de Erómeno (el que es amado y toma el papel pasivo en esta relación). Podemos incluso apreciar en la mitología griega la relación de Ganimedes y Zeus, la cual según el mito, el gran dios del cielo, se enamoró de un joven adolescente llamado Ganimedes, el cual pastoreaba tranquilamente, el dios es un arrebato de lujuria se convierte en un águila y lo secuestra para llevarlo al monte Olimpo para convertirlo en su erómeno (amante) y a la vez en su copero (re afirmándole su condición de sumiso y pasivo en la relación). Este tipo de relaciones se vieron repetidas en la época del renacimiento, con los maestros escultores y pintores que en su gran mayoría, recogían niños abandonados en las calles de Italia, para enseñarles artes, pero escogían a un favorito, el cual no poseía siempre dotes artísticas o intelectuales, sino que poseía dotes exquisitas para el sexo homosexual, recordemos que grandes artistas como Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel e incluso Botticelli, eran homosexuales y muchos de ellos tuvieron algún amante discípulo adolescente.  
Existe el mito de que si un niño o adolescente varón es violado por otro varón en este caso por un pederasta, existe la probabilidad de que este (joven) se vuelva homosexual, esto es completamente falso, ya que la homosexualidad en este caso, sería una opción y no una “obligación”, partamos que una violación  es de por si un evento traumático, lo cual no va a generar placer y en segunda instancia, supongamos que el adolescente descubre en la violación un gusto por ser una figura pasiva, lo que este obtendría seria un goce, por el dolor de ser convertido a una figura pasiva, a la vez que si se vuelve homosexual por una violación, su aparato psíquico estaría generando un mecanismo de defensa, como lo viene siendo la “identificación”, en este caso una “identificación con el agresor”, donde el objeto se afronta y se exorciza mediante la identificación: “El agredido se convierte en agresor”. Esto se debe a que imitar al agresor es una forma de identificarse con él, ser como él, por ser una figura de poder y rechazar la debilidad, ve en el agresor un maestro que educó a la mala un salvajismo, como una especie de Síndrome de Estocolmo pero en una relación de poder de tipo homosexual.

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