"¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo”, tú que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano. (Lucas 6, 41-42)".
Cuantas veces uno debe haber escuchado la frase: “no somos moneditas de oro, para gustarle a todo el mundo”, es probable creo que a muchos de los que están leyendo este artículo, también habrán personas (aquí) que han tenido conflictos con ciertas personas que les han buscado una pelea o mostrarles un rechazo por cuestiones tipo: hablas mucho, eres raro, no me caes, participas mucho en clase, no me agradas por tu forma de pensar o por como vistes, etc. Todo este tipo de situaciones tienen una explicación, si bien los rechazos o fastidios hacia su persona sin que uno haya hecho algo que pueda poner en peligro a una persona o grupo de personas del entorno es lo que se conoce como “ODIO IRRACIONAL”, el cual indudablemente es muy distinto al del “Odio Racional”.
El odio irracional, es una expresión instintiva de fastidio, rechazo y abominación hacia alguien por cuestiones que parten desde un punto de vista en el cual no se logra presentar una justificación clara para su aparición. Si comprendemos y analizamos, podemos apreciar que el concepto de odio racional, se da por la simple cuestión de que si una persona ha sido afectada por otra, le va a despertar, el deseo de justicia o venganza por lo que se le hizo (lo cual en alguna forma el odio racional, pudiera tener una relación con lo que se conoce como “herida narcisista”, la cual por lo usual es una forma en que reacciona el “Yo” para mostrar su descontento ante las humillaciones o perjuicios psicológicos).
Partamos con un ejemplo, para poder comprender este asunto que intento manifestar. Una mujer que fue violada por un hombre, indudablemente puede odiar a su violador, obviamente existe una justificación para que le odie, pues fue vulnerada y ultrajada (rara excepción desarrolle un amor por este típico de un Síndrome de Estocolmo). En otro ejemplo, un niño al cual le hacen bullying sus compañeros de clases, va a odiar este niño a sus compañeros, pues estos han atentado contra él. Por lo que podamos darnos cuenta que el odio racional es un odio con justificación. En cuanto al odio irracional, viene siendo el origen del odio racional en el otro, por lo que surgirá una serie de respuestas contra los que nos afectan, en términos sencillos el odio irracional viene siendo el ataque, mientras que el odio racional es la defensa, solo que el que ataca pondrá mil pretextos para negar que él fue quien comenzó el ataque y dirá que el atacado fue quien empezó todo, por lo que esta situación “sin culpable exacto” pareciese ser la polémica de la cuestión de “quien fue primero el huevo o la gallina”.
No obstante el odio irracional tiene otra causa, la cual viene siendo, el miedo. Como muchos quizás sepan, el miedo surge cuando alguien no acepta o tiene rechazo/temor hacia algo nuevo y por lo tanto desconocido. De hecho existen dos tipos de miedo, el miedo integrador y el miedo desintegrador, en el primero esta clase de miedo sirve para alertarnos ante un posible peligro, como por ejemplo si vemos un animal arrastrándose con una lengua viperina hacia afuera y encima se pone en posición erguida, sabemos que es una serpiente en plan de ataque y por lo tanto nos vamos a tener que alejar, es decir actuamos en plan defensivo. Con respecto al miedo desintegrador, este aparece cuando surge un temor injustificado a cualquier persona o ser que se nos cruce por el simple hecho de pensar que este nos puede hacer daño (es decir se entra en una faceta paranoica) sin que el otro hubiese mostrado alguna señal de querer vulnerarnos, esto se debe principalmente al factor de la proyección.
Para entender lo que es la proyección, se debe saber que este viene siendo un mecanismo de defensa, en este mecanismo los deseos y los afectos rechazados se asignan a otra persona, a un objeto o al ambiente. En este mecanismo se encuentra la base de la paranoia, la cual va a dar origen al miedo desintegrador que posteriormente se transforme en odio irracional y el algunas ocasiones podría luego volverse envidia. La proyección no ha sido del todo mala para la humanidad, por ejemplo en los mitos y en los arquetipos se han podido representar formas de proyección primordiales, en los que el hombre depositaba en los dioses y en las criaturas mitológicas sus propios deseos, sus propias expectativas y sus aspiraciones.
No obstante la situación se vuelve patológica, cuando en la proyección, nuestros deseos, odios y comportamientos negativos los negamos y los enfocamos en la figura del otro. Un ejemplo de esto se puede verse cuando una persona es incapaz de poder realizar una actividad, por ejemplo el realizar operaciones matemáticas o hacer sus propias teorías, pero en su camino aparece una persona con mas capacidades que este, por lo que va a surgir primero un miedo desintegrador por el temor al poder ser superado, lo que posteriormente hará que en este sujeto surja un fastidio, es decir un odio irracional, por lo que va a darle mala a su competencia ante los demás, con la finalidad de reducirlo a un nivel como el suyo o hasta menos, pero también lo que este dijese contra el otro con la finalidad de reducirlo, es justamente la proyección de su mediocridad y a la vez este reconoce de forma inconsciente que es un inútil, solo que lo niega y lo proyecta en su víctima.
Otra forma de ver esta proyección en el otro, se da cuando un sujeto ve que otra persona tiene gustos diferentes, viste de forma distinta, ya sea un metalero, un rapero o un excéntrico, la persona al verla va a notar que este es un sujeto diferente en su forma de vestir, va a proyectar en su víctima todo su fastidio e incluso deseos frustrados de no lucir como este por no tener la capacidad de poder ser como este. Esto por ejemplo me paso con un ex compañero de clases, yo soy de usar pantalones camuflados, lo cual es parte de mi estilo y afinidad por el Metal, así también como las películas de guerra y acción, pero en la universidad había notado que a un compañero le fastidiaba mi forma de vestir, por lo que, yo hablando con él, le dije si gustaría usar este tipo de prendas, a lo cual él me afirmó que si, luego le llevé a un puesto donde vendían estas prendas y él se puso muy feliz con su pantalón camuflado, lo que confirmaba mi teoría que a veces uno proyecta fastidio en otro por el simple hecho de no poder ser como el otro. También este fastidio pudo haberse dado por cuestiones de envidia, justificadas en un rechazo o fastidio, cabe decir que solo se envidia lo que no se tiene.
Por otro lado hay más ejemplos como el que a uno le cojan fastidio por hablar mucho o saber de un tema o incluso le atribuyan el de solo hablar de un solo tema constantemente, cuando en la realidad solo se habló de algo una sola vez, de todos estos tengo ejemplos variados y muy personales. Cuando empecé a estudiar Psicología (la cual es mi segunda carrera, pues debo recordar soy comunicador social), yo era el clásico chico que participaba (algo así como una especie de Hermione de Harry Potter), intentaba aportar con lo que ya sabía de mi anterior carrera, por lo que me gane la antipatía en primer semestre de casi todo el salón de clases, sumando al rechazo de algunos docentes, de hecho puedo decir que fui buleado en la escuela de psicología, nadie se quería juntar conmigo, me veían como la peste, etc., otro asunto que tampoco me ayudaba era mi forma de vestir como metalero, lo cual generaba mucho más miedo (curioso porque nadie puede disgregarte por tu forma de vestir, pero bueno).
Pero a medida que se analizan las cosas, uno se puede dar cuenta de que el error principal no era el hecho de hablar o participar (de hecho me decían a cada rato “hablas mucho”), pero luego me di cuenta que no era eso, sino que era que yo proyectaba en varios chicos del salón de clases un fastidio por lo que yo les representaba, es decir algo que ellos no eran, es decir tenía una carrera y ellos no, por lo que empezaba a surgir un proceso de envidia, otro aspecto es que muchos de ellos tenían un promedio de edad de 17 y 18 años, edades que se les puede catalogar de inmaduras, para chicos de clase media sin haber sufrido problemas reales (como estar desempleado, trabajar de lo que sea, etc.), los únicos problemas que ellos tal vez hayan pasado eran los de tipo amoroso, problemas en casa o el experimentar el cambio de colegio a universidad y por ende la separación de sus grupos de compañeros de clases. De hecho ellos al tenerme participando en clases proyectaban en mi su ansiedad y fastidio de tener que soportar a alguien como yo, el cual si hablaba, cosa que ellos no hacían (de hecho muchos ni siquiera participaban en clases).
A esto no faltaron compañeras que me “odiaban”, solo porque su amiga les decía que me odiaba, lo cual me hace recordar al proceso de imitación como lo expone el psicólogo Albert Bandura, no obstante el otro problema era también el de la convivencia, la clases eran en un salón por casi 8 horas seguidas, con chicas y chicos inmaduros, lo que hacía que todo se tornase más difícil. De hecho el sexólogo peruano Marco Aurelio Denegri en su programa “La Función de la Palabra”, explicó que el ser humano cuanto máximo puede aguantar a una persona por un promedio de 4 horas, por ejemplo un hombre logra aguantar a otro hombre en un mismo ambiente tan solo por 2 horas, mientras que un hombre a una mujer tan solo logran tolerarse 4 horas. Lo que nos haría pensar que muchas veces el ser humano no es capaz de tolerar mucho a otra persona. No obstante el fastidio también se daba por otro asunto, problemas de "narcisismo histriónico", como adolescentes ellos querían destacar sin hacer mucho esfuerzo y claro al querer destacar requieren que solo a ellos se le preste atención, por lo que habiendo aparecido un sujeto de 25 años con una carrera, estos proyectan su miedo al perder ser reconocidos, por lo que al final tenemos un resultado único: “eliminen al que nos roba nuestro protagonismo”, y ese odio le vamos a sumar con la imagen de que el compañero es un antipático, cuando en realidad ellos lo eran, si me decían que me odiaban yo respondía: "el sentimiento es mutuo" (y en vez de reflexionar su narcisismo es grande que los enceguece y toman a cualquier contra respuesta, por causa de su inmadurez como si fuese una respuesta grosera).
Uno de estas malas famas que me dieron era la de decir que yo estaba loco, lo cual era curioso porque muchas de las personas que me lo decían, en realidad eran las que si estaban locas, incluso algunas ya habían abortado con solo 18 años de edad, habían golpeado a sus novios (lo cual mostraba que muchas chicas del salón tienen rasgos “borderline”), etc. No obstante hubo una chica me dijo que yo hablaba solamente de sexo, cosa curiosa pues yo solo hable de teorías de Freud (en una exposición), las cuales muchas como todos sabemos son de temas sexuales (en su mayoría), pero con el tiempo me entere que esta compañera era la que realmente hablaba de sexo con todas sus amigas, sobre todo les contaba abiertamente sobre sus experiencias lésbicas, esta situación me hizo recordar a una frase del Dr. Carl Gustav Jung: “Nuestro inconsciente se proyecta en otros. Criticamos a los demás para no ver nuestras propias carencias”, es decir esta compañera se vio reflejada en mi con respecto a sus gustos los cuales los negaba abiertamente y me los proyecto como si se viese en un espejo, ahora si me cogió fastidio, tal vez se deba al asunto de que hay personas que odian a los espejos porque estos reflejan su verdadero ser el cual no quieren ver.
Por otro lado, en el fenómeno de proyección podemos apreciar que este viene siendo el origen de la violencia de género, el abuso de poder (aquí se incluye al Efecto Lucifer), la discriminación racial, las infidelidades, etc. Y esto se debe a que muchas veces nuestro “Yo” proyecta en el otro aspectos de debilidad, desde una visión psicoanalítica queremos imponer nuestro “falo” sobre el otro, pretendemos ver que el otro es débil, cuando en realidad uno realmente es el débil y el otro es el que realmente es el fuerte. Le odiamos porque somos "negativamente narcisistas" y tenemos miedo a que se nos robe el “protagonismo”, queremos someter al otro porque somos incapaces de reconocer que ese otro puede ser mejor que uno, cabe decir que el odiar al otro por miedo a que este sea mejor que nosotros y de paso proyectarle nuestro fastidio, es reconocer nuestro propio complejo de inferioridad.
De hecho la proyección viene siendo parte de un complejo de inferioridad, porque uno inconscientemente reconoce que no vale mucho, miremos a Hitler como un ejemplo, este era un personaje mediocre, que envidiaba a los judíos porque estos tenían dinero y muchos lujos (algo que el no poseía) y esto a él le ardía en el fondo y lo camuflo con un complejo de superioridad proclamando la fuerza y virilidad de la raza aria. En algunos casos esta proyección en el otro por ejemplo puede darse cuando un maestro siente miedo a que un alumno le supere y por lo tanto tratara de poner pretextos para desacreditar al alumno diciendo que este participa mucho en clase, etc., cuando en realidad es su miedo de que sepan que el alumno sabe más que el maestro. No obstante Carl Gustav Jung, nos dice “todo lo que nos irrita de los demás, nos puede ayudar a entendernos a nosotros mismos”, de hecho todas esas personas que discriminan y proyectan en uno todo lo negativo, deberían aprender a ver la posibilidad de ser valientes y empezar a sanar, cabe decir que incluso Buda afirmó “todo lo que te molesta de otros seres, es solo una proyección de lo que no has resuelto de ti mismo”. Y para no aburrir al lector finalizo explicando que el fenómeno de proyección se da de esta manera, nuestro yo tiene una parte negada, en esta se guarda la envidia , el egoísmo, es decir lo oculto en nuestra sombra, por lo que nuestro Yo al ver a alguien mejor que uno, proyecta nuestro lado negativo y distorsiona la realidad agrandando nuestro lado negativo, insertándole en el otro un halo de cosas negativas generando una pantalla de las cosas que niego tener, esto en cierta forma viene siendo el efecto halo, es decir con ver a alguien pienso que este es negativo, cuando en realidad el negativo es uno mismo, quizás esto nos recuerde a una frase: “Los monstruos no eran ellos, sino nosotros”, así que antes de juzgar a otro como si este fuese malo, pregúntate, si no eres tu quien es realmente el elemento negativo en vez de acusar al otro de lo que tu realmente si eres.