sábado, 28 de septiembre de 2019

Una Experiencia con la Silla Vacia aplicando una Máscara


La Silla Vacía es una de las herramientas psicoterapéuticas mejor conocidas en la Psicoterapia Gestaltica, la cual fue creada por el psicólogo Fritz Perls, esta técnica consiste en poner al paciente sentado y que este llegue a proyectar en la silla del frente a un ser relevante que de algún modo se haya visto implicado en un hecho que le haya "cambiado" la vida.

Obviamente en la silla que está al frente del paciente no hay nadie sentado, por eso el nombre de “Silla Vacía”, ya que aquí se usa mucho la imaginación así como la sugestión, los cuales son elementos que van a lograr entrelazarse, para poder lograr en el paciente una especie de “exorcismo” o “catarsis”, donde el paciente logre decir y expulsar todas la palabras, emociones y dolores reprimidos, que no logro decir en su momento pero que le afectan psíquicamente.

Cabe decir que no todos los pacientes logran poder expulsar, esta carga emocional, siempre existe el factor de la resistencia esto se debe a que el paciente puede ver a la técnica un tanto ridícula, quizás le duela mucho poder decir las cosas que pasaron o que siente intimidado de poder decirlo o quizás la proyección mental de la persona que afecto la vida del paciente es tan fuerte que impide al paciente decir lo que tiene guardado, etc.

En mi corta experiencia con la psicología, sobre todo en el campo que me encuentro de prácticas pre profesionales, me toco un paciente la cual vivía atormentada por una experiencia extremadamente intima, que tenia que ver con un familiar, al presentarle y explicarle la técnica accedió pero increíble fue la sorpresa que la paciente indicaba no poder hacerlo pues sentía que lo que tenia que decir a esa “persona” que estaba al frente no podía manifestarlo.

Esto indudablemente me sorprendió, en el momento me puse a recordar a algo que había leído sobre el Dr. Carl Gustav Jung, el cual mencionaba el concepto de la máscara. Claro que Jung, nos habla de esta como un arquetipo al que conocemos también como “persona” el cual fue planteado en su obra “Tipos Psicológicos” este concepto nos dice que un individuo normal nunca puede manifestar una pluralidad de personalidades, pero sí la posibilidad en potencia de una disociación de la personalidad.

Al evocar esta idea del Dr. Carl Jung, me pregunte: ¿podría usar este concepto de personalidad, para usarlo y trasladarlo a una proyección de una herramienta terapéutica?, por lo que me respondí: “No pierdes nada”, por lo que procedí a explicarle a la paciente de usar una máscara para lograr que ella diga esos pensamientos que tenía ganas de revelarlos pero no sabía cómo. La paciente se coloco la máscara que le ofrecí, y empezó a revelar el problema, con una gran naturalidad, pero que incluí también dolor, cuando termino, le pregunte, como se había sentido, me dijo que se sentía mejor, lo cual me alegro.

En esta experiencia descubrí por cuenta propia que la máscara en este caso se llego a transformar en una especie de escudo psíquico para esta terapia, la máscara que preste ayudo mucho a la paciente a poder decir lo que tenía guardado, ya que sin la mascara hubiese era difícil que revelase lo que le afligía.

Debo acotar y señalar que en algunas investigaciones se ha logrado revelar que cuando la identidad y la responsabilidad individual se desdibujan (a través de una mascara o un disfraz) se tiende a crear una desinhibición de la personalidad, esta misma desinhibición permite llevar a la persona a hacer o decir cosas que jamas podría haberlas dicho por que se produce el efecto de "desindividualización", por que el anonimato conlleva un cierto grado de libertad ya que esto logra que en las personas se disminuya el temor a ser descubiertos o mostrarse abiertamente .  

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