domingo, 12 de julio de 2020

Sobre los Complejos de Aristóteles, Lucifer y Prometeo


Todos los seres humanos de alguna forma podemos llegar a ser “victimas” y terminar siendo “poseídos” por los denominados complejos como afirmó el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung. No obstante muchos complejos no son malos, pero tampoco significa que todos sean buenos, estos tienen las mismas características que los denominados arquetipos, pues poseen un lado de luz, así como de oscuridad. Los complejos aparecen y toman posesión en la vida de todas las personas por motivos circunstanciales, también se puede decir que estos se forjan muchas veces con la personalidad o incluso forjan la personalidad de un individuo, pues los complejos son comportamientos con una carga emocional.

Pero hay que decir que el factor ambiental, así como puede formar la personalidad de un individuo o sujeto, los complejos aparecen por motivos ambientales y circunstanciales en la vida de este, muchas veces estos tienen nombres de personajes históricos, mitológicos y también de la literatura. Hay que mencionar que en la actualidad, las personas ya no leen como antes, muchas personas pareciera que han dejado los estudios para codearse de los vicios y los placeres, los maestros incluso en algunas ciudades promueven la ignorancia de sus estudiantes, algunos con la finalidad de evitar tener futuras competencias, o porque muchas veces los maestros de escuela como universidades e institutos son sujetos que no estudian y ven en las aulas el lugar para generar dinero y tener una plaza laboral y por ende sostenerse en esta vida.

A muchos estudiantes en la actualidad se les puede ver en discotecas, antros e incluso hoteles de pareja como prostíbulos, y en algunos casos sosteniendo conversaciones vanas y superfluas en vez de verlos conscientes y dedicados al estudio (como agradecimiento a sus padres quienes trabajan para que estos sean mejores que ellos), pero es importante acotar que ir a la escuela como asistir a una universidad o instituto, termina siendo parte de una obligación exigida por la sociedad, pero si el asistir a estos lugares del saber no fuese una obligación o necesidad social, las aulas estarían vacías, pero la razón por la que los jóvenes actuales no quieran estudiar es motivo para escribir otro artículo, que pueda responder a esta realidad, no obstante, no todos los estudiantes actuales deben ser vistos como el reflejo de la banalidad y la ociosidad, sino que hay pocos sujetos o estudiantes que ven en el estudio una necesidad para mejorar su entorno, como también auto perfeccionarse como seres que hayan en leer una forma de encontrar las respuestas que necesitan, como también respuestas para ayudar a su prójimo con los saberes que han adquirido, es decir que son sujetos que terminan destacando para la sociedad, pero que en su camino muchas veces se les va a ser oscurecido por la tiranía de sus maestros (tal cuales dioses griegos), pues estos no quieren que estos estudiantes que deberían ser vistos como modelos sobresalgan, muchas veces los docentes les colocan bajas calificaciones (a fin de desmotivarles) y es ahí que se produce algo que puede denominarse como el "Filicidio Intelectual" (pues un estudiante es como un hijo para un maestro y si el docente perjudica a su alumno es como si matase a un hijo), pues el maestro si se ve amenazado a que el alumno le supere, el docente es poseído psíquicamente por un complejo de Cronos (hay que decir que el maestro es ingrato pues debería saber que: “Se recompensa mal a un maestro si se permanece siempre discípulo” como lo afirmó Friedrich Nietzsche en “Así Hablaba Zarathustra”). Los estudiantes que luchan por mejorarse cada día son personas que por el maltrato de los tiránicos docentes de alguna forma su psique se ve afectada y tienden a adquirir unos complejos únicos e interesantes, producto de un toxico mal ambiente, estos complejos serian el complejo de Aristóteles, el complejo de Prometeo y el complejo de Lucifer, acompañados del Complejo de Superioridad (en algunas ocasiones).

Los malos maestros en gran medida son los causantes de que surjan en sus alumnos “rivales” estos complejos ya mencionados, pues como reza la sentencia: “Aquel a quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco” (frase atribuida erróneamente al poeta griego Eurípides), cabe decir que para que también surjan estos complejos (muy aparte del aspecto ambiental), también va a participar el arquetipo del héroe, pero este aparece y acude en defensa del individuo, como una necesidad que tiene el “Yo” de la victima para protegerse mediante el mecanismo de defensa de la Introyección. Muchas veces el alumno que es basureado al adoptar el arquetipo del héroe puede alimentar al arquetipo adquirido reflejándose en algún personaje histórico o mitológico el cual haya pasado una mala experiencia como la suya y tome fuerza de este para poder avanzar a pesar de los obstáculos. 
Cuando el arquetipo del héroe se ha acoplado al Yo del estudiante rechazado por el maestro, jugará también la sombra de este arquetipo tal cual caja de Pandora, la cual esconde al Superyó como al Ello del sujeto, y estos dos elementos de la psique son los que van a ser regulados por el Yo del individuo para que luego se elija o se conduzca al tipo de complejo como también los comportamientos que  participarán en la conducta de este, porque todo esto se da por la causa y el efecto. Pero no solamente es el Ello y el Superyó quienes compiten para que lado se inclina el individuo, pues muchas veces participan el Principio de Placer como arma del Ello, y el Principio de Realidad como arma del Superyó, armas que liberan y disparan a aquellas pulsiones que son de Vida y de Muerte, la cuales se hallan en lo inconsciente del ser humano, pues las dos pulsiones son quienes ejercen esa fuerza y energía o mejor dicho: libido, la cual es producto de ese combate psíquico o mejor dicho de aquella psicomaquia que es la que define por donde se va a inclinar el sujeto

Si el alumno guarda en su sombra mucha cólera contra el maestro, ya ve que este es un falso profeta que otorga una mala información a sus compañeros y encima promueve la ignorancia, el Ello de ese estudiante puede jugar partido, por lo que despierta un espíritu de rebeldía, pero si es frenado tardíamente por el superyó puede que surja el complejo de Aristóteles, el cual es conocido por ser sinónimo de la rebelión del discípulo contra el maestro. Pero es importante mencionar que el complejo de Aristóteles solo se da por una necesidad irracional de imponer el propio criterio, el cual muchas veces termina llevando a que el sujeto se vea constantemente a pensar que siempre tiene la razón. Se puede dar a cualquier edad y muchas veces se da en los casos de aquellos hijos rebeldes que se enfrentan a los padres o a sus profesores cuando notan justificadamente que de estos no hay nada rescatable para aprender. Por lo que tienden a empezar un nuevo camino donde ellos consideran y piensan que el mejor maestro de ellos es siempre ellos mismos (un personaje histórico en el campo de la psicología que tuvo este complejo de Aristóteles fue el mismo Carl Gustav Jung). El nombre de este complejo se le atribuye al filósofo griego Aristóteles quien fue discípulo de Platón. Aristóteles creyéndose muy superior a su maestro Platón, trató de imponer sus palabras y razonamientos por encima de este. Incluso llegó a creer que los fundamentos filosóficos de Platón no tenían ningún tipo de fundamento. De hecho, cuando Platón murió, Aristóteles abandonó Atenas y por lo tanto terminó abandonando la escuela platónica e iniciando su propia escuela. Los trabajos de Aristóteles fueron muy importantes para la cultura humana, a este se le considera el padre de la lógica y de la biología.

No obstante cuando el complejo de Aristóteles, se vincula a otro complejo como lo viene siendo el Complejo de Superioridad, el Ello del sujeto es quien termina ganando la batalla por el Yo del individuo en aquella psicomaquia contra el superyó, por lo que de esta fusión de la sombra, surge un complejo al que yo he denominado como el Complejo de Lucifer, este en si viene siendo una desvirtuación de aquel ideal del yo. Pues en el Complejo de Lucifer, entrarían a tallar los sentimientos de venganza, de destrucción, es decir es un complejo alimentado por un Ello tanático, pues el sujeto busca eliminar al maestro, mejor dicho forcluir a aquel mal maestro, pues le odia y ve en la anarquía una forma de desahogar su cólera antisocial contra aquel docente que buscó eliminarle (lo cual puede ocultar también una depresión enmascarada), este complejo como el complejo de Aristóteles se da por una herida narcisista (que muchos de alguna forma desarrollamos en nuestra vida por aquellos malos episodios), pero para que se de esto, el ambiente tendría que ser muy toxico y con un elevado revanchismo de parte del alumno al docente y viceversa. En el Complejo de Lucifer el individuo decide crear su propia escuela, sus propios saberes, perfeccionarse y busca jalar a su reino intelectual a otros compañeros para que aprendan de este. El nombre de este complejo se da en alusión al ángel caído del mismo nombre, pues Lucifer se rebeló contra Dios, su padre, y jaló a otros ángeles a rebelarse contra Dios, Lucifer conservó su nombre que significa el “Portador de Luz” como sinónimo del conocimiento pero que en si guarda una completa oscuridad (pues cuando la luz aumenta, termina siendo oscuridad), creando su reino imaginario y recitando: “Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Isaías 14: 13-14), es importante decir que para que surja un conflicto entre el docente y el estudiante, ambos deben hallarse en un estado de “Yo Niño”, ya que el hecho de no poder solucionar sus diferencias es propia de comportamientos infantiloides, puesto que un niño solo ve como respuesta a sus problemas caer en el conflicto con el otro cuando se ve amenazado.
Por otro lado, cuando la batalla por el Yo del sujeto es ganada por el Superyó, pero el ambiente no es propicio para una mejora intelectual por parte del maestro (y esto se debe al conformismo de los estudiantes y la sumisión de ellos al hecho de pensar de que toda información dada por el maestro siempre es ley y esto debido a una despreocupación anti científica de los estudiantes de no cuestionar e investigar lo dado por el maestro, y que puede hacernos recordar a aquella frase: “en tierra de ciegos el tuerto es rey”), el yo del estudiante puede hallar una luz en la sombra del arquetipo del héroe, al llamado complejo de Prometeo. En el mundo son muchas las personas que padecen este complejo, pero pocas saben que lo tienen. Muchos psicoanalistas definen a este complejo de Prometeo como la búsqueda continua por hallar el conocimiento, otros le consideran como una especie de complejo de Edipo de la vida intelectual. Cabe decir que son pocos los sujetos en la actualidad que tienen el afán de poder conocerlo todo con nombres y fechas como también lugares. Muchos de los que padecen este complejo, ven por ejemplo que cualquier reunión humana (ya sea almuerzos familiares, clases, etc.) es un pretexto para exponer sus conocimientos y poder darse a sí mismos una majestad que en la vida práctica no se les reconoce (lo que hace considerar que este complejo surge producto de una herida narcisista, pero que no es tan toxica como la herida que produce al par de complejos mencionados anteriormente), muchas veces este complejo si es correctamente guiado, puede lograr permitir que el sujeto que lo padezca pueda destacar socialmente y ser quizás un buen maestro (que enseñe correctamente a muchos estudiantes), o quizás ser un genio útil como lo fueron Stephen Hawkings, Sigmund Freud, Carl Jung, etc., pero si al sujeto no se le sabe guiar puede lograr que este se le vea como alguien antipático, un sabelotodo, lo cual hará que el yo del sujeto desarrolle quizás los otros dos complejos anteriormente mencionados.

Sea cual sea el complejo (de Aristóteles, Prometeo o Lucifer) que termine poseyendo al yo del sujeto, es importante decir que estos al final pueden ser víctimas de la Hibris de los maestros y de la sociedad, quienes actúan como aquellos dioses griegos, que en su afán de destruir al sujeto con talento y que a la vez le ven como un potencial enemigo, puesto que sienten un temor u odio irracional, ya que sienten o piensan que este pueda destacar en el medio (ya que ellos no lo hicieron (lo cual denota un complejo de Procusto o un sentimiento de Envidia) o consideran que el estudiante les puede robar el puesto que ellos se han ganado). Debemos recordar que la Hibris es un castigo lanzado por los dioses, basta recordar que Prometeo fue castigado a ser encadenado, Lucifer fue expulsado del cielo, y muchos otros personajes bíblicos como mitológicos fueron victimas de la Hibris. El hecho de que un sujeto en calidad de estudiante sienta el rechazo del maestro hará que pierda el buen sentido del camino que debe llevar en su vida, puesto que le hace caer en una locura de odio o resentimiento en son de vengarse contra el maestro u ambiente hostil que siente le están deseando aniquilar, acuérdese lector que el Yo de un sujeto es narcisista y siempre luchará por no morir, por lo que estos complejos son respuestas a lo adverso.  

lunes, 6 de julio de 2020

Entre el Apocalipsis, el Fénix y el Uroboro (Profecías de Caos y Promesas de un Sobrevivir en la Cuarentena)


Se han llevado varios días tras el encierro de la cuarentena por el Covid 19, muchos entraron en variadas fases psicológicas, algunos las aceptaron estoicamente, otros no las han acatado y otro grupo pretendió sumergirnos en una desesperación psicológica, hemos sido participes de una situación adversaria y completamente nueva para la sociedad mundial. Nadie se esperaba la situación de un encierro, menos imaginarse que por tocar a alguien o alguna cosa manipulada por otro, sea algo que conlleve a enfermarse de un virus mortal.

No obstante, al comienzo de esta cuarentena, surgieron una serie de especulaciones, tratando de mostrar al público que esta pandemia era una señal del fin de los tiempos, un sonido de trompeta para la llegada del Apocalipsis de la humanidad, y notamos ahí que claramente volvieron a surgir las profecías de Nostradamus, las reinterpretaciones fanáticas del “Libro de Apocalipsis”, incluso en páginas web de Psicología, se hacía mención acerca de que estamos en la época del “Arquetipo del Apocalipsis”. Pero todo esto es válido pues el ser humano cuando se encuentra en una etapa de desesperación trata de hallar una respuesta (muchas veces mística) a cualquier evento que le este colocando en un “final” para su existencia. Estas interpretaciones místicas son productos de un temor inconsciente (muchas veces colectivo), pero obviamente estas son propias de nuestra raza, pues como sabemos la humanidad es una especie con necesidad de creer en algo y cuando este no haya una respuesta lógica por el momento, le va a encontrar una solución fantástica, donde todo es producto de la furia de un dios vengativo o parte de un castigo de los dioses ofendidos por nuestros malos procederes (lo que hace pensar de que la sociedad es víctima de un “fantasma psicótico” en su inconsciente colectivo).

El ser humano es manejado muchas veces por pulsiones de vida y de muerte, cuando este se haya desesperado es víctima de aquellas pulsiones tanáticas, las pulsiones como se saben son algo instintivo, pues el ser humano es un animal racional, pero no deja de ser un animal, por lo que muchas veces se deja llevar por sus pulsiones (como también complejos), pero que en este caso las pulsiones son de muerte, y estas indudablemente alimentarán esas emociones de miedo, lo que por lo tanto le va a llevar al ser humano a fatalizar (exageradamente) algunas cosas, no obstante son estos miedos que si son concientizados permiten al ser humano poder protegerse, pues el hombre como animal ante una situación adversa va a sentir miedo, y cuando un animal entra en miedo, escapa para protegerse. El miedo ahí vendría a ser una especie de sistema de salvación, pero lastimosamente el ser humano es un ser que vive inconsciente casi todo el tiempo, por lo que muchos sujetos en vez de concientizar su miedo para usarlo en su supervivencia y ser cautos, tienden por lo general a caer en un estado de pánico, el cual les lleva a entrar en la desesperación (y esto se aumenta dependiendo su crianza, sociedad, etc.), lo cual a veces las historia siempre termina en tragedia, pues cuando se cae en pánico, la mente no está clara en ver una salvación o solución.

Los Mass Media (el cual se incluye a la Internet) como también algunos psicólogos por su afán de alarmar y conseguir un público o clientes, nos vendieron enfermedades o síndromes nuevos que podrían surgir en la cuarentena (uno de estos el síndrome de la cabaña), algunos sujetos no les prestaron atención (lo cual es bueno) y otros grupos parece que han sido susceptibles a estas informaciones de programación mental, lo que indudablemente hace ver que el ser humano en estado de caos, si se le da más caos no va a concientizar y por lo tanto cae en la desesperación la cual va a aumentar, es casi como aquella situación en el que si se ve un incendio y por apagarlo ignoramente se le echa gasolina, por lo que por lógica el fuego va a ir en aumento.

No obstante en las publicaciones vistas o al menos las que he leído y captaron mi atención son aquellas que venían siendo las que se referían acerca sobre del “Arquetipo del Apocalipsis”, el cual se entiende como una activación del arquetipo del Self (el cual es el arquetipo central del significado de uno mismo), este “Arquetipo del Apocalipsis” viene trayendo consigo una nueva visión del mundo, una nueva imagen de Dios o de los dioses, es decir ofrece una nueva relación con lo divino, y es una nueva etapa de maduración psicológica para todo el colectivo humano. Este “Arquetipo del Apocalipsis” va en relación a de que todas las culturas de la humanidad, tienen siempre relatos o profecías sobre el final de los tiempos, vemos por ejemplo el relato del Ragnarök de la cultura nórdica, el Maitreya del budismo, el Frashokereti del Zoroastrismo, el Kali Yuga del hinduismo, etc. 

E incluso notamos que las pulsiones de vida y muerte son parte de la historia, así como también de la mitología humana, pues si bien algunos relatos históricos o mitológicos, nos muestran sucesos de gloria y de triunfo es natural que existan relatos con finales de fatalidad, cabe decir que muchas veces los relatos con finales trágicos de la mitología o de las religiones, siempre se dan como un castigo a la humanidad, y pareciera que nosotros proyectamos inconscientemente este final, pues tenemos asociado el que si uno se comporta mal, termina por recibir un castigo, así como cuando uno de niño se “comportaba mal” y luego venia papá  o mamá, a desquitar toda su furia para castigarnos y luego decirnos, esto te va a doler más a mí que a ti. Pero ojo el padre si bien castiga al hijo luego anda pidiendo perdón a este, lo cual pasa exactamente en relatos bíblicos como mitológicos, y es ahí donde uno se pregunta ¿Por qué? La respuesta se puede ver en relatos como el de la creación humana en la mitología griega o en el Popol Vuh de los mayas, donde los dioses pueden castigar a la humanidad, pero no la aniquilan del todo, pues saben que sin los humanos, no habría quienes puedan rendirles algún tributo, adoraciones o sacrificios, en conclusión no nos aniquilan del todo porque saben que somos útiles, es decir somos un bien o mal necesario para su existencia.
No obstante las tragedias siempre han sido parte de nuestra historia como también en la mitología, pues luego de una tormenta siempre viene la paz o la calma. “No todo es malo”, dice un dicho, pues de una situación adversa algo se aprende, es ahí donde surge la “Promesa del Fénix”, es decir que luego de un  desastre va a aparecer el cumplimiento de una promesa de un renacer, pero este renacimiento conlleva a lo que se conoce como una “Nueva Realidad”. Debo mencionar que el Fénix, es un ave mítica de la mitología griega, que se consumía por acción del fuego cada 500 años, pero luego resurgía de sus propias cenizas, por lo tanto la humanidad al pasar una situación en la que se ve precisada de poder resurgir, por su supervivencia va a renacer, cabe decir que el sobrevivir o reinventarse pertenecen a lo que conocemos como parte del proceso de selección natural, que nos hablaba Darwin en su libros: “El Origen del Hombre” y “El Origen de las Especies”, pues el ser humano si no se reconstruye confirmaría que no es apto de ser una especie fuerte o dominante. Indudablemente esta cuarentena nos lleva a mantener un aislamiento social, por lo que la reproducción humana se va a ver reducida por un tiempo pero el ser humano en su afán de vencer a la muerte se va a reproducir y le llevará a su fase de selección sexual, también mencionada en las teorías darwinianas. Y el hecho de reproducirse o mejor dicho crear vida es parte también de un nuevo renacer, para vencer a la extinción social.

Pero cabe resaltar que la especie humana, dejando el plano mitológico o religioso, se ha visto parte de la tragedia de miles de pandemias, las más conocidas han sido la de la peste negra y la de la gripe española. Si bien la humanidad se levantó de aquellas tragedias, lo cual es parte de esa promesa del resurgimiento hecha por el Fénix, la humanidad pareciese que es esclava más bien de un estado del Uroboro. Es decir aparece y se consume para volver a aparecer y caer esclava de un ciclo interminable, de hecho hay personas que en un “despertar de consciencia”, deben haber notado que somos esclavos de un comienzo como de un final para luego volver a resurgir, lo cual es parte de nuestra tragedia humana. 

Cuando comenzó esta cuarentena, con un colega psicólogo con el cual me puse a dialogar y luego a debatir sobre esta situación particular de la cual estamos pasando, en esta conversación le hice mención de que el ser humano desde sus pulsiones tanáticas, siempre ha tenido presente en el arte (pintura, literatura, cine y música) el hecho de que tiene que plasmar en el arte, temáticas de la plaga y la muerte, pues como no la ha vivido, desea experimentar esa situación, para luego “llorar” o mejor dicho quejarse, del porque de sus desgracias y acusar a un “otro ilusorio” (ya sea un dios, un demonio o el destino) que es quien “originó” ese desastre y no se da cuenta de que de forma inconsciente este lo deseaba y ese deseo se proyecto de alguna forma en lo inconsciente colectivo. Si apreciamos en el cine, veremos hay un buen número de películas que hablan de situaciones apocalípticas ejemplos claros son “Mad Max”, “El Día Después de Mañana”, “Día de la Independencia” y en pandemias, tenemos a la película “28 Días Después” y el filme “Contagio”, protagonizado por Matt Damon y Jude Law, la cual curiosamente creo yo, que se ha proyectado en nuestra realidad, porque su trama es similar a esta experiencia de cuarentena. Por eso hay que recordar el famoso dicho: “ten cuidado con lo que deseas, pues esto puede volverse realidad”. 

Es muy importante mencionar que el ser humano siempre va a tender a proyectar y luego asociar su situación con películas e historias, de hecho en una capacitación psicológica universitaria, una profesora de psicología, mencionó acerca de que en un dibujo animado de los 60s, ya se mostraba una situación de aislamiento social del futuro, lo cual es muy dable que piense así, pues el ser humano ante el caos pareciese que sufriese algo que denomino como “Efecto del Profeta Tardío”, es decir sentirse profeta de una situación que se está dando para buscarle una “advertencia” en alguna historia ajena a la realidad y decir ya se venía mencionando o era parte de una conspiración (muchas veces Iluminatti) y que tal autor o pintor ya nos advertía, pero es ilógico, pues de ser así ya hubiésemos estado preparados, no obstante el Dr. Carl Jung nos mencionó lo siguiente: “hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el subconsciente seguirá dirigiendo tu vida y lo llamaras destino”, por lo que debemos darnos cuenta que estas situaciones de caos siempre se han dado, por lo que recalco mi posición de que vivimos esclavizados de un estado Uroboro o mejor dicho de un Efecto Uroboro.